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lunes, 2 de noviembre de 2020

Cuidados paliativos en la demencia

Se ha demostrado que los cuidados paliativos no se aplican únicamente en pacientes oncológicos como se cree convencionalmente, sino que están presentes en numerosos enfermos con diversas patologías de larga duración.

La demencia es un ejemplo más en la que se emplean los cuidados paliativos. 

La demencia consiste en la pérdida progresiva de las funciones cognitivas del paciente, como pueden ser la memoria, el aprendizaje, el razonamiento, la atención, la toma de decisiones, los sentimientos, etc. Esta pérdida se debe a daños o desórdenes cerebrales (muerte de neuronas, atrofia cerebral). Podemos encontrar demencias primarias irreversibles y progresivas, como el Alzheimer o la Enfermedad de Pick, y demencias secundarias tratables causadas por causas externas al metabolismo neuronal, como la hidrocefalia normotensiva. 

Aquellos pacientes con demencia que presentan los síntomas ya nombrados en las anteriores entradas, (el deterioro físico, la inmovilidad, la incontinencia, el deterioro del lenguaje y problemas de alimentación, entre otros) se considera que presentan una fase avanzada de la enfermedad del Alzheimer.

Es ya sabido que los tratamientos farmacológicos actuales que existen para el trato de esta patología tienen una indicación y efectividad limitada. En el momento en el cual la prolongación de la vida de estos enfermos tenga como consecuencia efectos secundarios notablemente negativos (como pueden ser el sufrimiento físico o la incapacidad total) el objetivo se modifica para solamente centrarse en aliviar los síntomas y dar apoyo al paciente y la familia. 

La aplicación de los tratamientos paliativos en personas con demencia presenta dificultades que no habían surgido previamente. 

El principal problema suele ser la limitación en el empleo del lenguaje hablado, ya que ha desaparecido o se limita a pocas palabras y/o sonidos. Debemos interpretar el lenguaje no verbal mediante gestos, la postura corporal, el contacto físico, etc. Es fundamental utilizar tonos suaves, no chillar, pronunciar marcadamente, proporcionar información sencilla de entender, sonreír, e incluso hacerles dibujos si su estado es avanzado. 

Otra diferencia importante en los pacientes con demencia es la escasa predicción con respecto al momento de su muerte, y la percepción de gravedad es distinta a la del paciente oncológico y como consecuencia, también es diferente la actitud ante el duelo.

La comunidad enfermera, en este caso, no pretende llevar a cabo una simple decisión clínica concreta, sino que se enfoca en los medios y fines asistenciales con respecto a las necesidades de nuestros pacientes. 

En definitiva, hay que volver a las raíces clásicas de la medicina humanista: curar a veces, aliviar a menudo, acompañar siempre.
 
Aquí os dejamos una pequeña presentación sobre los cuidados paliativos en personas con demencia: